Alex Frechette es un artista interesado en la vida cotidiana de la ciudad.
No la vida cotidiana representada en las fotos de los periódicos, cuya fría objetividad parece convocar la indiferencia con la que estamos acostumbrados a contemplarlas, porque, como nos recuerda Susan Sontag, exquisita fotógrafa además de ensayista, "la gente puede acostumbrarse [a la violencia] en la vida real, pueden acostumbrarse [a la crueldad] de ciertas imágenes".
Tampoco Frechette trata de una vida cotidiana romantizada, que busca en la estética el consuelo que los días no traen y que indudablemente tiene un lugar de honor en las artes contemporáneas, pero que también abre una distancia consoladora, aunque solo sea imaginaria, de todo lo que, en la vida diaria, nos duele, nos angustia, nos revuelve, nos silencia. Las cinco obras exhibidas aquí hablan de una vida cotidiana urbana tal como se experimenta: como movimiento constante, que las páginas de las noticias y nuestras idealizaciones son incapaces de manifestar, y que llevó al artista de Cinelândia a Chile, de Chile a Niterói y de regreso a Cinelândia y luego a Buenos Aires.
En Niterói, los residentes denuncian la falta de electricidad que se ha vuelto recurrente en períodos de lluvia, paralizando la ciudad y la vida de sus habitantes; en Río de Janeiro, la manifestación en Cinelândia revela que el ataque del 8 de enero de 2023 no es solo un recuerdo, sino una herida abierta que no puede ocultarse; el acto pro-Palestina en Santiago, Chile, una ciudad que reúne a la comunidad nativa más grande de la región fuera del mundo árabe, tiene la urgencia de la lucha contra las catástrofes humanitarias; en Río de Janeiro, el grito colectivo es de repudio al cruel asesinato de Julieta Hernández - venezolana, en sus palabras "migrante nómada, titiritera, payasa y viajera en bicicleta", Miss Jujuba que tanto alegraba a los niños por donde pasaba - ocurrido en diciembre, en el Amazonas; en Buenos Aires, una protesta contra el paquete de reformas ultraderechistas del presidente recién elegido, que se anunciaba como el primero de muchos, reúne a un gran número de argentinos.
En la ciudad, detrás de la hermosa armonía arquitectónica ya desafiada por todo y todos dejados de lado, más allá de la circulación de autos y de la violencia desordenada del poder, emerge la disensión: protestas que no caben en registros fotográficos ni en memorias reconciliadoras.
Alex Frechette nos ofrece aquí un diario en imágenes, sus recuerdos, que exploran en colores de sensibilidades y texturas sonidos, imágenes, olores, toques, sabores, que crean superficies más o menos delineadas según las relaciones de los cuerpos, que retratan luchas y dolores, pero también la alegría de estar juntos, ¿y no es así como es la ciudad para nosotros?
Lílian do Valle
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Publicado em 01/03/2024
No la vida cotidiana representada en las fotos de los periódicos, cuya fría objetividad parece convocar la indiferencia con la que estamos acostumbrados a contemplarlas, porque, como nos recuerda Susan Sontag, exquisita fotógrafa además de ensayista, "la gente puede acostumbrarse [a la violencia] en la vida real, pueden acostumbrarse [a la crueldad] de ciertas imágenes".
Tampoco Frechette trata de una vida cotidiana romantizada, que busca en la estética el consuelo que los días no traen y que indudablemente tiene un lugar de honor en las artes contemporáneas, pero que también abre una distancia consoladora, aunque solo sea imaginaria, de todo lo que, en la vida diaria, nos duele, nos angustia, nos revuelve, nos silencia. Las cinco obras exhibidas aquí hablan de una vida cotidiana urbana tal como se experimenta: como movimiento constante, que las páginas de las noticias y nuestras idealizaciones son incapaces de manifestar, y que llevó al artista de Cinelândia a Chile, de Chile a Niterói y de regreso a Cinelândia y luego a Buenos Aires.
En Niterói, los residentes denuncian la falta de electricidad que se ha vuelto recurrente en períodos de lluvia, paralizando la ciudad y la vida de sus habitantes; en Río de Janeiro, la manifestación en Cinelândia revela que el ataque del 8 de enero de 2023 no es solo un recuerdo, sino una herida abierta que no puede ocultarse; el acto pro-Palestina en Santiago, Chile, una ciudad que reúne a la comunidad nativa más grande de la región fuera del mundo árabe, tiene la urgencia de la lucha contra las catástrofes humanitarias; en Río de Janeiro, el grito colectivo es de repudio al cruel asesinato de Julieta Hernández - venezolana, en sus palabras "migrante nómada, titiritera, payasa y viajera en bicicleta", Miss Jujuba que tanto alegraba a los niños por donde pasaba - ocurrido en diciembre, en el Amazonas; en Buenos Aires, una protesta contra el paquete de reformas ultraderechistas del presidente recién elegido, que se anunciaba como el primero de muchos, reúne a un gran número de argentinos.
En la ciudad, detrás de la hermosa armonía arquitectónica ya desafiada por todo y todos dejados de lado, más allá de la circulación de autos y de la violencia desordenada del poder, emerge la disensión: protestas que no caben en registros fotográficos ni en memorias reconciliadoras.
Alex Frechette nos ofrece aquí un diario en imágenes, sus recuerdos, que exploran en colores de sensibilidades y texturas sonidos, imágenes, olores, toques, sabores, que crean superficies más o menos delineadas según las relaciones de los cuerpos, que retratan luchas y dolores, pero también la alegría de estar juntos, ¿y no es así como es la ciudad para nosotros?
Lílian do Valle
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Publicado em 01/03/2024